Hay una manera de formular intenciones.
Es tan simple que parece mentira que funcione tan bien.
Se ha probado en infinidad de escenarios y el resultado es siempre sorprendente.
Consiste en formular una intención en plan «Si/cuando entonces».
Por ejemplo:
A unos adictos a los opiáceos en una clínica de desintoxicación les dijeron que debían preparar un currículum al final del día para ayudarles a encontrar un trabajo.
A la mitad del grupo les dijeron algo así:
«Si cuando bajes al comedor después de comer, la mesa está despejada, entonces coges papel y boli, te sientas y te pones a escribir tu currículum.»
A la otra mitad del grupo no les dieron instrucciones más allá de que debían entregar un currículum al final del día.
¿Y qué pasó? Pues que ni uno del segundo grupo escribió su currículum.
Hasta aquí todo normal. Recordemos que son personas enganchadas a sustancias que están desintoxicándose. Hay muy pocas ganas ahí de hacer planes.
Ahora. El 80% de los pacientes del grupo que recibió las instrucciones con el plan «Si cuando Entonces» sí que entregó un currículum completo al final del día.
Este es uno de los muchos ejemplos que cuenta Cialdini en su libro Pre-suasión.
También dice que tiene el mismo poder si lo aplicas sobre ti mismo.
Mucho mejor que ponerte a hacer el chorra frente al espejo y pronunciar frases de «yo sí que puedo».
Por ejemplo, si quieres adelgazar, puedes montarte planes como «Si como fuera de casa, cuando el camarero me pregunte si quiero postre, pediré un poleo menta.»
Lo mejor es que esta técnica funciona igual de bien tanto si eres consciente de ella como si no.
Tanto si la aplicas a otros como si la aplicas a ti mismo.
Y eso es una excelente noticia.
Porque significa que influir para que hagan lo que tú quieras no es difícil, ni complicado, ni enrevesado.
Bien.
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Que pases un gran día,
Javi «Si cuando entonces» Vicente
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