De pequeño me encantaban las aventuras gráficas.
El día del tentáculo. Monkey Island. Sam & Max. Broken Sword. Indiana Jones en busca de la Atlántida…
Me chiflaban (me siguen chiflando).
Si eres viejoven y tenías un PC, seguramente te suenen.
Si eres millennial, te diré que esos juegos son como un Scape Room pero con escenarios más amplios y gráficos más cutres que el Minecraft.
Tal vez me gustaran porque había mucha conversación, había que darle al coco y, especialmente, porque no te mataban.
Sí. Siempre me han encantado los videojuegos, pero nunca se me han dado demasiado bien. Salvo las aventuras gráficas.
Se me daban tan bien que mis compañeros me preguntaban siempre que se quedaban enganchados.
«¿Javi, cómo hago para conseguir ganar el concurso de belleza en El Día del Tentáculo?»
«¿Cómo consigues una reserva para entrar en el restaurante de Puerto Pollo?»
«¿De dónde sacas el cucurucho de helado para ponerlo en la frente del pony y conseguir que parezca un unicornio?»
Esas cosas de las aventuras gráficas.
Bueno.
Llegó un punto en que me preguntaba gente del instituto que no conocía. Ellos a mí sí. Porque era el chaval que se sabía todas las aventuras gráficas.
Y decidí hacer algo al respecto.
Escribir guías. Guías con la solución paso a paso de cada uno de esos juegos. Explicando al detalle cada paso que debías llevar a cabo.
Entonces no tenía ni conexión a internet. Las escribía en un Word y las llevaba en un disquete. Y cuando alguien quería una solución, íbamos al aula de informática y la imprimíamos.
Cuando tuve varias guías, ya en la universidad, decidí subirlas a la red y las publiqué en mi primera web.
Se llamaba el laberinto del Minotauro. Ya no existe. Pero el caso es que la gente que la consultaba me enviaba correos diciéndome que les encantaban mis guías y que estaba todo mejor explicado que las guías que publicaban incluso las revistas especializadas.
Bueno.
Ese afán por explicar bien las cosas, con método, es importante si buscas a alguien con quién formarte.
Los suscriptores de Escribir con Solvencia me dicen que les encanta cómo transformo algo complicado y abstracto como escribir un mail que la gente abre, lee y hace que tu audiencia te compre, en una receta paso a paso que puede seguir un chaval de 14 años.
Algunos de ellos tienen otras formaciones de email marketing y han manifestado su sorpresa al leer el libro que recibes con el alta a la formación mensual. Porque pensaban que iba a ser más de lo mismo y se han encontrado con que es el más metódico, sistemático y replicable de cuantos han leído.
Bueno. Es lo que tiene ser doctor en ingeniería. Que lo de ser metódico no se te va ni aunque tu cerebro de zurdo se empeñe en que seas creativo.
Tal vez buscas una guía paso a paso para avanzar en la aventura de conseguir más facturación online gracias a mandar correos que venden. Si es así, tengo esto:
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Con la formación tienes acceso directo para preguntarme cualquier duda sobre tu marketing digital. Respondo directamente yo. No tengo un esquema Ponzi detrás. Y si alguna vez te quedas atascado en el Monkey Island, pues también puedes escribirme y te cuento qué hacer.
Que tengas un gran día.
Javi «aventurero gráfico» Vicente.
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¿Qué te deparará el destino?