Un día Steve Jobs se presentó en el cubículo de Larry Kenyon.
Era el ingeniero que trabaja en el sistema operativo del Macintosh.
No iba a alabarle. Ya sabes que Jobs no era muy de dar palmaditas en la espalda. No. Iba a quejarse de que aquello tardaba demasiado en arrancar.
Kenyon se puso a la defensiva, justificándose. Jobs lo interrumpió como siempre que alguien decía algo que no se ajustaba a su visión:
«Si con ello pudieras salvarle la vida a una persona, ¿encontrarías la forma de acortar diez segundos el tiempo de arranque?»
El ingeniero le respondió que seguramente sí.
Entonces Jobs se acercó a una pizarra y le hizo el siguiente razonamiento:
«Si hay 5 millones de personas usando el Mac y tardan 10 segundos de más en arrancar el ordenador todos los días, eso son unos 300 millones de horas anuales que la gente podría ahorrarse. Lo que equivale a salvar 100 vidas cada año».
¿Y qué pasó?
Pues que a Kenyon le impresionó tanto ese razonamiento, esa analogía, que se puso a trabajar a destajo… y en unas semanas había sacado una nueva versión del sistema operativo que arrancaba 28 segundos más rápido.
Lo que vendría a ser, según Jobs, unas 280 vidas salvadas cada año. Vida arriba, vida abajo.
Magnífico.
Steve Jobs tenía esa capacidad. La de salvar vidas, no. La otra. La de saber qué botón presionar a cada uno de sus colaboradores para que fueran capaces de ejecutar su visión.
¿Sabes tú qué tecla tocarle a cada miembro de tu audiencia para que dejen de justificarse y pensar que no se puede hacer?
Parece casi imposible, pero hay muchas formas de romperle los esquemas mentales a tu lector y conseguir que le dé al enlace de tu producto y compre. Muchas.
Lo bueno es que no necesitas saberlas todas. Eso es contraproducente.
Funciona mejor simplificar. Con 10 vas más que sobrado. Es más que suficiente. Conocerlas (y aplicarlas) te va a permitir tocar la fibra de tus lectores para que actúen. Te las cuento al detalle en el módulo 4 de mi formación de email marketing:
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Está muy bien para que las personas de tu lista decidan romper con la inercia y probar lo que ofreces.
Pero si estás contento con las ventas que tienes, pues quizá no necesitas romper tu inercia y probar lo que te ofrezco.
Que tengas un gran día,
Javi «rompe inercias» Vicente
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