Que dice la princesa Leonor que los reyes son los padres.
Bueno. Pues esta oscura verdad, que encierra también una oscura lección de marketing, me vi forzado a vivirla a los 6 años.
Me enteré por mi hermana, Mónica, que entonces tenía 4. Y ella se enteró por su maestra de infantil, que por aquel entonces debía tener un brote psicótico o algo así.
Al volver del cole, ya en casa, esperando para la comer en la habitación de juegos, Mónica me dice que los reyes no existen. Y noto que se me sube el rubor a las orejas.
«¡Mentira! ¡Te lo estás inventando!»
«¡Son los padres!»
Entonces se me nubla la vista con lagrimones que empiezan agolpase en los ojos.
«¿Quién te ha dicho eso?»
«La seño. Nos ha dicho que son ellos los que compran los regalos. Y que por eso a algunos niños les traen muchas cosas y a otros no les traen nada aunque hayan sido buenos».
(Ojo al hijoputismo nivel Demonio del Averno de la maestra de infantil)
Así que reacciono con la lógica y templanza de cualquier hermano mayor: dándole un manotazo en toda la cara a mi hermanita.
Alarmados por los llantos (de Mónica por el manotazo; y míos por la bofetada de realidad), acuden mis padres. Pronto descubren lo que pasa. Y se ven obligados a pasar por el segundo trago más difícil y escabroso de la paternidad, tan solo superado por esa pregunta insidiosa que cualquier niño hace en algún momento («¿de dónde vienen los bebés?») y que, por suerte o por desgracia, todavía no les habíamos hecho.
Lo que sucede a continuación es una retahíla de preguntas con las que intento aferrarme a los escombros de la mentira que acaba de derrumbarse:
«¿Y por qué ponemos barreños para los camellos?» «Pero a la mañana siguiente las zanahorias están mordidas y en los platos con galletas solo hay migas» «En la tele sale el señor de las noticias diciendo que vienen los reyes. La tele no miente.»
Mónica, con 4 añitos, calla y no rebate.
Ya ha pasado por ahí esta mañana. Su maestra ha respondido a todas esas dudas una a una y ha dejado bien clara la verdad a toda su clase. Yo solo siento que, con cada respuesta, me duelen más las manos y la boca de tanto apretar. Y que tengo fuego en las orejas. Y que no entiendo por qué nos engañan y que nunca ninguna navidad volverá a ser igual.
Con 4 y 6 años, eso es mucha realidad.
Bien. Si lo de esta maestra hubiera ocurrido hoy, se hubieran recabado 80.000 firmas en Change y, aunque no la echaran de su puesto de funcionaria, habría quedado socialmente hostigada el resto de su carrera. Pero como eran los felices 80 y se fumaba en las aulas y en las consultas médicas, aquello no trascendió.
Ahora. Aquí hay una gran lección: hay algunas verdades que tu audiencia no está preparada para conocer.
Y que generarán puños cerrados, ojos nublados y orejas coloradas de rabia.
Entonces debes escoger si quieres ser como Morfeo en Matrix y revelarles la dolorosa verdad sobre el problema que tienen o sobre esa mala praxis que abunda en tu sector, aunque alguno pueda rebotarse, enfadarse o trolearte por ello…
… o si prefieres ocultarles alguna verdad incómoda.
A veces será mejor lo segundo. Porque, por ejemplo, a no ser que vendas banderillas o monteras, si eres un gran aficionado a los toros pero intuyes que es un tema sensible entre tu audiencia, mejor que no se sepa que tienes la cabeza de un Miura en tu cortijo ni que compras el abono de la Feria de San Isidro todos los años. Porque aunque forma parte de ti, es una parte que hoy, aquí y ahora, está tan mal vista como una maestra que revela la verdad sobre los reyes magos a niños de 4 años.
Y acabamos. Porque lo que no te voy a ocultar es que escribo textos que pueden multiplicar las ventas de tu negocio. Y que, si lo que vas buscando es aumentar el número de visitas y suscriptores que se transforman en clientes, puedo ayudarte aplicando lo que cuento aquí:
> Esa cosita que les falta a tus textos para vender mucho más
Lo hago con tu voz y personalidad. La tuya, no la mía. Y tocando narices y revelando las verdades de tu sector que haga falta. Porque eso crea marca y, si se sabe hacer bien, muchas (muchas) ventas.
Que pases un gran día,
Javi «los reyes son los padres» Vicente
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