Doomscrolling y cómo evitar que la vida apeste

Se nos está yendo de las manos.

¿Lo de los anglicismos? También. Pero me refiero a otra cosa. A un fenómeno que, si conoces y sabes cómo afecta a tu audiencia, igual le puedes sacar provecho y hacer que te compren más.

Mira. El último concepto de moda es el doomscrolling:
Consumir contenidos negativos, uno detrás de otro, en las redes sociales. Ya sabes; Doom (maldición, fatalidad) y Scrolling (bajar y bajar por una página infinita cuyo contenido decide un algoritmo que sabe mejor que tú mismo qué te produce «engagement»).

Bueno. Los algoritmos de las redes, los que deciden qué contenido te muestran a ti y solo a ti…
…basados en tu historial de pulgarcitos, corazones, tu reguero de comentarios y el tiempo que pasas leyendo o viendo algo en particular,…
… han visto que la indignación engancha. Mucho. Casi más que un chute de heroína. Además, se parece tanto a un chute de heroína que luego te deja igual de hecho polvo.

Con esto no contaban los ingenieros de la adicción de Silicon Valley, claro. Son buenos chicos, pero un poco cortos de miras. No ven más allá de la próxima ronda de inversión. Pero no los culpes. Ellos solo querían engancharte a su red, no al Prozac. Eso sí, el doomscrolling es un fenómeno real y mucha gente que se engancha a las malas noticias está necesitando tratamiento psicológico e incluso farmacológico.

Bueno. ¿Y esto qué tiene que ver con vender y con tu negocio?
Pues que veo muchos negocios que se han apuntado a este carro de ser agoreros. Y que todos los mensajes que mandan van en la línea de «se acaba el mundo», «tu negocio se va a la ruina si no me compras», «tu familia se va a quedar deshauciada si no compras esta funda para el móvil», «Esto es el comienzo. Es ahora cuando vas a empezar a cubrirte de mierda hasta el cuello» y otros mensajes así.

Que sí. Que en tus mails tienes que tocar los puntos de dolor, las inseguridades, los problemas de tu audiencia. Por supuesto que sí.

Pero muchos se quedan en eso. Dejando en el lector un sabor a derrota y a hiel.

Mala cosa. Son negocios que no han entendido que no es muy práctico sumir en la miseria a tu futuro comprador. Porque, a no ser que alguien esté en el rollo sadomaso, a nadie le gusta que le hagan sentir miserable.

Mejor convertir tus mensajes (tu marca, tu negocio) en un pequeño oasis. En un refugio al que acude tu lector. Un remanso de paz que le inspira, le informa, le entretiene y le da la oportunidad de resolver un problema. Un lugar donde se habla de ese problema, sí, pero enfocado a resolverlo, no a que se agrave y vaya a peor.

Quienes saben hacer esto, no tienen problemas para fidelizar. Lectores y compradores. Personas que vuelven a ti por el buen rollo que transmites y por tu forma diferente de comunicar.

Esto se aprende, como todo, practicando. Y siguiendo unas pautas.

Ahora. Tú puedes imaginar qué pautas son esas. Y probar y errar. O puedes acceder a ellas aquí:

> El curso de email marketing «Abrir, Leer, Comprar»

Y si no compras ahora, vendrá otra ola de frío y se te congelará el contador del agua y tendrás que ducharte con la escarcha del congelador, que será el lugar más caliente que tendrás en tu casa, durante no menos de cuarenta días con sus cuarenta noches y…

… no. Nada de eso. Pero que es una excelente forma de crear una marca única al tiempo que consigues un buen puñado de ventas adicionales, eso seguro que sí.

Que pases un gran día,

Javi «anti-agorero» Vicente

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