Dos palabras que me dejaron KO en 5 segundos

Cuando vi la primera ecografía de Matías…
… lo hice tumbado en el suelo, con las palmas tocando el frío suelo y las piernas en alto apoyadas sobre el revistero que la ginecóloga tenía en su consulta privada.
Antes de desplomarme pálido como una estatua de mármol blanco a la que le falla la base, estoy cogiendo con ilusión la mano de mi esposa y escucho con atención a la ginecóloga mientras explica lo que va haciendo. Entonces dice:
«Bueno. Vamos a ver quién está ahí. O quienes»
O quienes.
Yo no estoy preparado para escuchar esas dos palabras.
Así que mi amígdala decide activar un mecanismo de defensa que está convencida de que es muy útil:
En apenas 5 segundos se me va la sangre de la cabeza hasta el punto de quedar pálido como un extra de The Walking Dead, me dan sudores fríos y una temblequera que me hace soltarme de la mano de mi esposa.
«¿Estás bien, Javi?»
«No. No estoy bien. Me voy a tumbar. A tu lado. En el suelo. No te puedo coger de la mano. Estoy aquí, cariño. No me voy a ningún lado.»
Tras un par de minutos se me pasa lo más gordo. La ginecóloga no lo ve claro y sugiere esperar a que me reponga un poco. Le digo que si no tiene toda la tarde, mejor empezar, que puedo mirar desde el suelo, que además lo tiene impecable.
Y así veo a mi hijo por primera vez.
Bien.
Dos palabras. Dos simples palabras evocaron en mi mente lo que necesitaban esas criaturas y yo no les estaba dando:
«Gemelos. Joder. ¡Gemelos! No caben en casa. De momento sí. Pero luego no. Mudarnos. Carro gemelar. Dos cunas. Dos de todo. Coche nuevo. Y grande. ¿Cuántas cartas de venta tengo que hacer para cubrir los gastos de pañales?»
Con aquel «O quienes», la ginecóloga dibujó una visión que desencadenó la necesidad de imperiosa de comprar todo lo que no había pensado para mis gemelos imaginarios… hasta que se cortocircuitó mi mente.
No hace falta más:
El contexto adecuado, el público correcto y las palabras oportunas.
Y quien las escucha (o lee) consigue ver en su cabeza lo que quieres que vea.
En Conocer, Confiar, Comprar enseño a crear mensajes que hacen que quien los lea, vea.
En su cabeza.
Cuando sabes hacer esto, lo normal es que luego actúen y compren.
Ver y actuar. No ver y no comprar.
Para aprender cómo hacer que vean y compren, es por aquí:
>>> Sistema Conocer, Confiar, Comprar
No es necesario hacer que el lector se desmaye como una damisela en apuros.
Pero sí que vea. Eso siempre. Innegociable. Sin visión no hay decisión. Ni venta.
Impepinablemente,
Javi Vicente.

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