El glamour de tener hongos en los pies

Aquí una historia de cómo vender la cura de algo desagradable a lo que nadie prestaba la más mínima atención.


Verás, en 1930, un copywriter cuyo nombre no ha trascendido (y es una lástima) escuchó hablar en algún informe o charla acerca de un hongo de los pies que se propagaba a sus anchas por contacto en gimnasios, piscinas y vestuarios.


Entonces pensó: «Si doy con una cura para esto y la vendo, me forro», y decidió contratar a un laboratorio que diera con la cura.


Resulta que ya existía. Era un linimento para el dolor llamado Absorbine Jr.

Bueno, pues trabajando codo con codo con esa casa, creó una serie de productos y campañas publicitarias acerca del término que él mismo acuñó: Pie de atleta.

 

Sí.

El pie de atleta lo inventó un copywriter.

El término, al menos. El hongo ya estaba ahí, claro. Pero el nombre guay se lo puso un copywriter. No fue un micólogo. Ni un podólogo. Ni siquiera un atleta al que le picaran mucho los pies.
Antes de que se le pusiera nombre, nadie en la calle sabía que lo tenía. Nadie estaba haciendo nada para tratarlo. Te picaba y te aguantabas.

Ahora, un titular que dijera: «Puede que usted tenga pie de atleta»…
… atraía la mirada de todos los lectores. Porque a todo el mundo le gusta sentirse atlético y deportivo. Porque ese es el incentivo que lleva a mucha gente a machacarse en un gimnasio o a hacer aburridos e interminables largos en piscinas. Sentirse atleta.

Así que sus productos se vendieron como la espuma y el nombre que escogió sigue llenando de glamour los oídos de quienes cogen el hongo.

Porque, seamos sinceros, queda mucho mejor tener pie de atleta que tener tiña podal, que es el término médico y que cuando lo escuchas parece que te van a tener que amputar los dedos de los pies con tenazas.

Bien.
Ese es el poder de saber crear una buena historia alrededor de un problema o una solución.

Obviamente, tú no tienes que crear una historia en torno a un hongo que hace 90 años apenas se conocía. Ni falta que hace. Solo necesitas encontrar y narrar tu propio relato. Acerca del problema, de la solución que das y de por qué lo haces.

Porque si lo haces bien, no solo puedes conseguir clientes que vuelven y hablan de ti, sino un negocio que se desmarca del resto porque tiene su propia historia inigualable, auténtica y no copiable.
Si es lo que buscas, en la formación de Enero (y que recibes solo si te apuntas antes de fin de año) te cuento cómo hacerlo:

> Escribir con Solvencia

 

Que pases un gran día.

Javi «Atlético de los pies» Vicente

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