«¿Esto es para mí?» es la pregunta básica que nos hacemos para tomar decisiones:
Tinte del pelo. No es para mí. A otra cosa.
Café natural de Colombia. Llamad al carretillero que me llevo todo el palet.
Café natural de Colombia. Llamad al carretillero que me llevo todo el palet.
Luego hay cosas más complejas… un servicio, una formación, una tecnología, un tratamiento… que ves que tiene buena pinta, pero te surgen dudas.
Y entonces se te ocurre preguntarle al tipo que lo vende.
Y como yo soy ese tipo, he decidido que en lugar de decirte que mi curso es maravilloso y te va a cambiar la vida (que es una forma horrible de vender, por cierto) te voy a contar para quién está pensado.
Luego tú te miras en tu espejo interior y, si te ves reflejado en mis palabras, ten por seguro que el curso es para ti. Otra cosa es que lo puedas o lo quieras pagar, ahí no entro, pero ten por seguro que si te sientes identificado con la descripción que voy a hacer a continuación, el curso te va a sentar como un traje a medida.
Vamos allá:
Simplificando enormemente, hay dos tipos de personas al frente de un negocio: los tácticos y los estrategas.
Esto no es blanco o negro. Muchos estrategas usan tácticas en algún momento y casi todos los tácticos hacen lo que hacen con una estrategia en mente, pero lo normal es tender más hacia un grupo u otro.
Mi formación es para estrategas.
¿Cómo saber si eres táctico o estratega?
Algunas pistas:
Un táctico busca escalar horizontalmente (resolver cada vez más problemas). Un estratega busca escalar en vertical (mismo problema, soluciones de distintos niveles de profundidad).
Un táctico que necesita más tráfico se va a Facebook e Instagram en busca de una nueva audiencia. Un estratega encuentra formas de sacar más provecho de su audiencia actual.
Un táctico busca crear nuevos productos para generar ingresos. Un estratega se enfoca en la conversión y retención de sus clientes existentes, profundizando.
Un táctico amplía su negocio haciendo más, expandiéndose y adentrándose más en nuevos mercados. Un estratega aumenta su influencia haciendo menos, volviéndose más perspicaz y profundizando en su mercado existente.
Un táctico busca ser más eficiente. Un estratega busca ser más eficaz.
Un táctico busca arreglar las cosas. Un estratega busca romper el molde primero.
Un táctico se pregunta qué se está perdiendo. Un estratega se pregunta qué debería dejar de hacer.
Sí. Ya sé. Es simplista. Y es lo que te doy.
Porque es lo que tu amígdala pide a gritos para salir del bucle del «¿esto es para mí?» y sentir que ha tomado la decisión que te pone a salvo de cagarla.
Así que si te consideras un estratega frente a tu negocio o, al menos, te seduce llegar a serlo (de táctico también se sale), hete aquí una formación pensada para ti:
Javi Vicente.
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¿Qué te deparará el destino?