Exposición cambia para siempre los hábitos alimenticios de cientos de asistentes

En una ocasión fui a una exposición.

No me interesaba lo más mínimo. Iba de cosas de agricultura ecológica, vegetarianismo, maltrato animal… cosas así.

A ver, que yo como huevos camperos de gallinas criadas sin estrés y fruta y verdura de proximidad porque me gusta que lo que compro sepa a lo que compro. No tenían que convencerme de nada.

O eso creía yo.

Así que acompañaba a Tatiana porque daba una charla Aitor Sánchez García, el autor de Mi dieta cojea y Mi dieta ya no cojea.

El problema es que había mucha cola para entrar en el auditorio. Tanta, que nos quedamos, literalmente, a las puertas tras completarse el aforo.

Así que teníamos toda la tarde por delante para ver la exposición.

En una sala apartada había un cartel que decía «Matadero». Dentro la luz era ténue. Había un cartel que explicaba de qué iba la experiencia. Consistía en colocarte un casco de realidad virtual que recreaba lo que veía una vaca desde que entra en el matadero hasta que sale en forma de filetes y hamburguesas.

También había cola para ponerse el casco. La chica que lo llevaba en ese momento gritaba horrorizada y hacía aspavientos. Así que no sé si había cola pese a ello o por ello.

Además había fotos en las paredes. Reales. Brutales. Con textos breves que las explicaban. Cosas como que una vaca ya sabe lo que hay cuando entra ahí porque ha escuchado los gritos de las anteriores, huele la sangre e incluso resbala en ella.

¿Y qué pasó?

Pues que cuando salí de allí, no pude comer carne en tres semanas.

Era pensar en ir a la carnicería y me venían a la mente esas imágenes atroces.

De hecho, aunque he vuelto a las andadas, como mucha menos y no dejo de ver la cara del animal en el mostrador de la carnicería o incluso en mi plato antes de comer.

Y estoy seguro de que no soy el único al que le pasa.

Esto es así.

Hay algo muy poderoso en saber dibujar la imagen adecuada en tu público.

Pocas cosas son tan efectivas para cambiar comportamientos arraigados. Puede incluso romper la inercia de no hacer nada y convencer a quien te lee de que cambie su situación comprando tu solución.

Aprender a hacer esto no es difícil. No lo enseñan en muchos sitios, pero tampoco necesitas un casco de realidad virtual ni ser un activista vegano. Si quieres vender más, puede que te interese aprender a dibujar las imágenes adecuadas en la mente de tu audiencia como enseño en mi formación de email marketing:

https://copycursos.com/abrir-leer-comprar/

Los fundamentos están detallados en sus 127 páginas. Y tan pronto como en unos días, puedes estar escribiendo correos que harán que la gente te lea con interés y decida comprarte a ti. Porque has dibujado la imagen adecuada en sus cabezas.

Francamente, dudo que puedas encontrar una formación que te enseñe algo tan efectivo por solo 80€. Si la encuentras dímelo, que igual me la compro.

Que tengas un gran día,

Javi «imágenes en la mente» Vicente

PD: Para aprender a tatuar en el cerebro de tus lectores, enlace.

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