«La gente no existe»

Un día, hace ya unos añitos, escuché una conversación en la mesa de al lado:

«¿Qué es la gente? ¡La gente no existe!»

Aquello llamó mi atención. Esa afirmación me había dejado descolocado. Ya no podía dejar de escuchar al señor que tenía a mis espaldas:

«Piénsalo. Tú dices: ‘La gente es idiota’. ‘La gente no sabe lo que hace’. ‘La gente no tiene ni idea’. Pero, ¿quién es la gente?»

Hizo un silencio dramático, pero nadie le respondió. En ese momento deduje que podían estar pasando 3 cosas:

a) El resto de comensales no tenía ni idea de la respuesta.
b) El resto de comensales pasaba de él y estaba más interesado en sus cervezas.
c) Estaba hablando solo.

Me giré de soslayo. Solo para comprobar que no estaba siguiendo la conversación de un señor que hablaba a las paredes. No. Había más gente a la mesa:

«Nadie. La gente no existe. La gente es lo que tú no eres. Las personas con las que no estás de acuerdo. O las que no te importan. Tu familia no es gente. Tus amigos no son gente. ¿El resto? El resto no existe. Son gente.»

Pronunció ese «son gente» como si fuera el insulto más asqueroso que se le pudiera dedicar a nadie.

Ahora. En cierta manera, aquel filósofo de terracita tenía parte de razón.

Porque hablar de «la gente» es hacer el vago. Es una especie de atajo cerebral para referirte a los demás cuando no tienes claro quiénes son los demás. Ojo, que el cerebro es muy listo. Vago, pero muy listo. Este tipo de atajos le encantan. Pero hay que saber cuándo te pueden pasar una mala pasada.

Por ejemplo cuando oigo decir que un producto o un servicio es para todo el mundo. ¿De verdad? Ni siquiera la Coca-cola es para todo el mundo. Y eso, los señores de Coca-cola lo tienen muy claro.

Cuando te diriges a todo el mundo, cuando vendes a la gente, no vendes a nadie. No sabes a quién te diriges. Y ahí comienzan los disgustos. Porque no llegan las ventas. Porque nadie quiere comprarte. Porque tu producto es la caña comparado con el de la competencia pero no se vende tanto.

Solución: Pasa de vender a la gente que, como decía el extraño comensal, no existe. Vende a la persona. A una.

Por cierto, tengo un curso.

Para escribir a una persona: la que te quiere comprar. Tu escribes el email o el post y lo mandas a toda tu lista, lo publicas en tu blog o en las redes. Y cada persona siente que le estás escribiendo a él y solo a él. Y que conoces al dedillo cuál es su problema y cómo, ¡oh, casualidades de la vida!, tú le puedes ayudar con lo que sea que vendas. Y llegan las ventas:

https://copycursos.com/abrir-leer-comprar/

Las ventas. Contigo. Tú. Hablando a la otra persona. A la gente, no. La gente no existe.

Que tengas un gran día,

Javi «marketing para humanos» Vicente

PD: Vender fácil y divertido. Link.

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