La pasta o la vida

Un supuesto que igual te hace ver esto de vender de otra manera:

Si hoy, al salir del trabajo, un tipo de pintas muy chungas te asalta por la calle y te da a elegir entre la pasta y la vida…
… es muy probable que escojas la vida dándole tu pasta.

No tiene mucho misterio. El dinero viene y va. La vida es la que tenemos. Demasiado preciosa para ponerla en riesgo ante semejante individuo. Con un poco de suerte, la poli lo pillará tras tu denuncia. Y el seguro, que no te cubre el susto, por lo menos sí te cubre lo usurpado.

Ahora. En nuestro día a día… la cosa no está tan clara. Porque somos muchos los que nos entregamos al ladrón de vida más inmisericorde que hay: nuestro propio negocio. Y lo hacemos por la pasta.

Nos tiramos los mejores años de nuestra vida alejados de las personas que realmente nos importan, para ganar el dinero que cubra sus necesidades.

Elegimos la pasta. Y se nos va la vida en ello.

La pasta o la vida.

Difícil elección.

Ojo, que lo entiendo. Yo he sido culpable de ello. De currar 10 horas diarias, festivos incluidos. De dejarme el pellejo para conseguir clientes y hacer crecer mi propio negocio.

Hasta que dije basta.

Hasta que mi forma de captar clientes pasó de funcionar como una manada de monos majaderos que no dejan de gritar y saltar de un lado a otro… … a hacer una única cosa. Solo una.

Al principio no noté grandes resultados. De hecho, estaba tentado de volver a todo lo anterior. De ocupar mi tiempo haciendo entrevistas, vídeos, seminarios, posts… Pero no lo hice. Me centré en algo simple, que no me llevara más de 45 o 60 minutos al día. Lo que tardaba en escribir un buen mail y enviarlo. Nada más. Única y exclusivamente.

¿Y qué pasó? Que a las pocas semanas estaba en la mente de 1 de cada 3 personas de mi lista. Me conocían. Sabían de mí. Formaba parte de sus rutinas diarias. Y cuando pensaban en conseguir clientes para sus negocios, yo estaba ahí, dibujado en sus cabezas, familiar y cercano. Como la opción más lógica.

Y empezaron a contratar mis servicios. Y a comprar mis formaciones.

Así es como el último año he conseguido reducir el tiempo diario dedicado a mi negocio de 09:50 horas… a poco menos de 6 horas al día (05:48).

Y eso, cuando tienes un hijo al que quieres ver crecer cada día, no tiene precio.

Así que: Para los que quieren la pasta sin tener que renunciar a la vida, tengo esto:

> Formación de email marketing

 

Porque es mentira que haya que escoger entre la bolsa o la vida. Si sabes cómo, claro.

Que tengas un gran día.

Javi «la pasta Y la vida» Vicente

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