Spray fecal

Hablemos de cómo convencer a un conviviente sí nacido de que baje la tapa del váter.

Porque si eres capaz de conseguir esto, es probable que vender lo tuyo a tu audiencia se te antoje más sencillo.

Verás. Yo he vivido en pisos compartidos durante muchos años. He convivido con hasta 20 personas distintas, cada uno de su padre y de su madre, durante la carrera y el doctorado. Y muchas, muchísimas, tenían la costumbre de dejar la taza levantada.

¿Era el fin del mundo? Pues no mucho. Pero yo era (soy) un poco tiquismiquis a la hora de compartir baño con otros, llámame raro. Así que me molestaba.

¿Y qué hice al respecto? Pues encontré una forma de hackear el cerebro de mis compañeros de piso para modificar su comportamiento.

Atento:

Lo que hice fue dar con la información adecuada. La encontré en el trabajo de un tal Dr. Charles Gerba. Un microbiólogo de la Universidad de Arizona, que en 1975 publicó su teoría del spray fecal.

Cuidado si te pillo comiendo, porque igual te da un poco de asquete:

Mira. Cuando tiras de la cadena con la tapa abierta, se forma una masa de vapor de agua repleta de bacterias que sale del sanitario. Un aerosol con restos de orina y heces cuyas partículas de agua contaminada flotan durante horas (un par, al menos) por todo el baño antes de aposentarse.
Y ¿dónde se aposentan? Pues en todos sitios: las paredes, tus toallas, la mampara (porque espero que no tengas cortinas de baño), tu papel higiénico (que, automáticamente, debería dejar de llamarse así), tu jabonera y, sí: tu flamante cepillo de dientes.

Oh, sí.

Si tiras de la cadena con la taza abierta, tu cepillo de dientes, ese con 15 niveles de limpieza, masaje de encías, modo blanqueamiento diamante y conexión bluetooth para ver Netflix mientras te cepillas, acaba cubierto con gotitas llenas de caca.

Bien.

Entonces, cuando yo contaba esto a mis compañeros, preferiblemente durante la comida o la cena, y luego iban al baño y encontraban un pos-it sobre el váter que decía «Spray fecal», automáticamente, bajaban la tapa.

Y tras dos semanas, ya no hacía falta el post-it para que la bajaran.

Estupendo.

¿Qué hemos aprendido hoy, niños?

Pues dos cosas muy útiles:

La primera, que es más higiénico y efectivo tirar de la cadena DESPUÉS de haber bajado la tapa del váter. Ya sabes, por el spray fecal y tal.

La segunda es un secreto de persuasión tremendamente efectivo con el que puedes modificar el comportamiento más tenaz entre tu público.

¿Qué no te ha quedado claro cuál es ese secreto de persuasión?

No te preocupes, joven Padawan, en la formación de Febrero de Escribir con Solvencia lo analizamos al detalle.

Me atrevería a decir que es, junto con las historias, el elemento de persuasión y cambio de comportamiento más poderoso que puedes usar en tu comunicación. Puede que incluso más.

En cualquier caso, si vas buscando que más gente en tu audiencia cambie de comportamiento y decida comprarte, tal vez te interese conocerlo y dominarlo:

> Formación «Escribir con Solvencia»

Que tengas un gran día.

Javi «baja la taza» Vicente

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