En 1994 ocurrió algo que es probable que no recuerdes.
Se estrenó uno de los remakes más esperados de Godzilla.
La peli era mala a morir. Y se veía venir. Algo para olvidar.
Pero jamás lo olvidaré porque 2 amigos, mi hermana y yo decidimos acudir al estreno vestidos de intelectuales.
Así que nos repeinamos, nos ponemos gafas, chaquetas con coderas, ensayamos nuestras miradas de superioridad, indignación e indiferencia y allá que nos vamos:
4 chicos de entre 13 y 15 años haciendo cola para ver el blockbuster del año… … vestidos y actuando como si acudieran a la première de la última paja mental de Lars von Trier.
Ahora. Cada uno tiene su pequeño momento estelar. Uno pide las entradas, otro habla con el acomodador. A mí me toca pedir las palomitas y las bebidas.
Así que hago cola y cuando llega mi turno digo:
«¿Sería usted tan amable de granjearme un receptáculo de tamaño medio a rebosar de granos de maíz explotados con un ligero toque de yoduro sódico?»
La chica que me atiende no se lo espera y me mira, entre divertida y mosqueada. Como si hubiera una cámara oculta. Me hace repetirle lo que quiero. Entonces lo comprende y me lo sirve. Luego me pregunta si quiero algo más:
«Sírvame 3 receptáculos del menor tamaño que tenga con brebaje azucarado a base de extractos de raíces, cafeína y azúcar. Pero que el H2O en estado sólido solo cubra la décima parte del envase, por favor.»
Entonces, el señor que está en la cola de al lado, que no ha dejado de mirarme atónito durante toda mi intervención, me dice:
«Xè home, parla bé a la xica!»*
*Me lo dice en valenciano. Y quiere decir: "¡Hombre, háblale bien a la chica!"
Y, ¿sabes qué?, que aquel señor tiene más razón que un santo.
Porque, aunque yo no estaba insultado a la chica, a él se lo pareció. Porque no entendía nada. Y eso es un insulto a su inteligencia. La suya, no la de la chica.
Bien. Esto es importante.
Saber comunicar con claridad.
Si no lo haces, ese señor, que es un señor normal, con un conocimiento normal de eso que tú dominas y conoces profundamente, te va a increpar.
Mucho peor: no te va a comprar. Porque se siente ofendido por no haber entendido lo que le dices.
Sobre escribir para que te entiendan las personas normales y corrientes hablo mucho en la formación «De Lector a Paciente».
Todo el curso gira en torno a eso, pero lo que te cuento que tienes que revisar antes de presionar el botón de PUBLICAR es clave.
Si no quieres que tus lectores desconecten sintiendo que son idiotas porque, sencillamente, no entienden lo que tienes para ellos, quizá te interesa:
Cuando aplicas a tus textos lo que te cuento, es como tener a ese señor mirando por encima del hombro y diciéndote «Xè home, parla bé!» cada vez que no entiende algo.
Y eso está muy bien, porque cuando no insultas la inteligencia de tu lector, es más fácil que te entienda (y que te compre).
Que pases un gran día.
Javi «Xè home!» Vicente
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